Cuando Steph Curry entró en la NBA con el pick 7 del draft del 2009, pocos podían imaginarse en lo que se iba a convertir:
2 veces ganador del MVP. Una de ellas, unánime.
3 veces campeón de la NBA.
Y a partir de hoy, el líder en triples convertidos en la historia de la NBA.
El mayor de los hijos de Dell y Sonya Curry llegó hoy a Madison Square Garden a sólo 2 triples de rebasar a Ray Allen como el triplero más prolífico de la liga.
La electricidad en el estadio más emblemático del basket mundial era palpable desde el salto entre dos.
Cada posesión de los Warriors veía al público levantarse de su asiento en expectativa. Sabían que estaban a punto de ser testigos de la historia.
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Y Curry no los defraudó.
En el primer cuarto, con el juego 2 a 2, Curry cruzó la mitad de la cancha con el balón en sus manos. Recibió una cortina de Draymond Green en el centro del perímetro y no dudó. Triple para empatar a Ray Allen. El 2.973 de su carrera.
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El segundo intento fue un triple desde la izquierda tras un crossover ante Alec Burks, pero su tiro pegó en el borde izquierdo del aro.
Entonces, con 7:35 por jugar, llegó el momento que todos esperábamos. Todos los jugadores de los Warriors tocaron el balón. Curry empezó la maniobra desde el centro. Se la pasó a Jordan Poole, y cortó al bloque. Poole se la pasó a Looney en el centro y este a Draymond Green en la izquierda. Luego, pase en el poste para Andrew Wiggins. El canadiense giró hacia su mano derecha y vio a Curry del otro lado correr hacia el codo derecho.
Todo el mundo se puso de pie. Sabían lo que venía.
Wiggins se la pasó a Curry en la cadera izquierda. Alec Burks lo perseguía resignado. Como un relámpago, Steph se levantó y soltó el tiro. ¡Splash! 2.974.
El Garden explotó como si los Knicks hubiesen ganado el partido. El aficionado neoyorquino sabe de baloncesto y entiende que lo que veían era merecedor de una ovación de pie.
El juego se detuvo y todo giró en torno al nuevo Rey de los Triples. Curry camino hacia su banca donde Steve Kerr lo esperaba para darle un abrazo y entregarle el histórico balón. Un souvenir que no tiene precio. Pero Steph lo tendría por poco tiempo, pues luego caminó hacia el otro lado de la cancha donde lo esperaba su padre, Dell Curry.
Fundidos en un abrazo de orgullo, padre he hijo compartieron el momento más emotivo de la velada. Antes de seguir saludando, Steph le entregó el balón al hombre que le enseñó el camino.
Luego llegó el turno de abrazar a Ray Allen. El hombre que en 2011 pasó a Reggie Miller como el monarca del perímetro, hoy, 10 años después, le entregaba la corona a su sucesor.
Finalmente, el abrazo a su madre, Sonya. Lo mejor para el final. La que le dio la vida y lo acompañó todo el camino, se llevó el abrazo más fuerte de todos. Madre es madre.
Luego de las festividades, el juego se reanudó. Los Warriors se notaban erráticos en ofensiva, en buena medida por los problemas mecánicos de su avión que los obligó a llegar hoy al mediodía a Nueva York, con más de 9 horas de horas de lo esperado.
Al descanso, los Knicks ganaban 48-47.
La segunda mitad fue también apretada, hasta que en el 4to cuarto, el movimiento de balón en ofensiva de Golden State y los triples le dieron un colchón a los Warriors que ganaron 105-96 para dejar su récord en 23 victorias y 5 derrotas.
Ahora Steve Kerr y sus muchachos descansan hasta el viernes cuando visitarán a los Celtics y luego el sábado en Toronto, para luego volver e lunes a casa a chocar contra los Kings.