MÉXICO - Un día común y corriente el mexicano Rogelio Villarreal se encontraba visitando la página web de la conocida marca de joyería de lujo, Cartier, cuando se topó con la suerte.
Villarreal encontró unos aretes de oro y diamantes al precio de $14.00, cuando originalmente cuestan $14,000, y decidió comprar dos pares.
Al parecer, Cartier había cometido un error y publicó el precio que no era, siendo este un error de sobre $13,986 de diferencia, según The Associated Press.
“Me empezó a sudar frío”, escribió el mexicano en su cuenta en X, antes conocida como Twitter.
Según Villarreal, Cartier le ofreció una botella de champán en lugar de las joyas, lo que hizo que los funcionarios mexicanos respaldaran su posición de que la compañía debería respetar el precio anunciado.
Al mexicano finalmente le llegaron sus aretes la pasada semana y publicó un video en sus redes sociales en el que desempacaba la mercancía que le costó el precio equivocado.
Tras irse viral y solo recibir mensajes y comentarios de los aretes, el mexicano compartió que “Está bien, hablemos de otra cosa, estoy cansado de que los aretes sean lo único que alguien sepa sobre mi personalidad”.
Muchas personas criticaron a Villarreal por aprovechar lo que vieron como un error honesto por parte de la empresa de joyería de alta gama. Algunos afirmaron que debería devolver los aretes o pagar impuestos por ellos. Mientras que otros lo llamaron ladrón.
“Tengo la peor suerte del mundo y nunca he ganado dinero, y lo que tengo es porque lo compré”, escribió Villarreal en sus cuentas de redes sociales. Pero ahora pudo comprar dos juegos de aretes de $14,000 por solo $28.
Recibe las noticias locales y los pronósticos del tiempo directo a tu email. Inscríbete para recibir newsletters de Telemundo 48 Área de la Bahía aquí.
El portavoz de la agencia de protección al consumidor de México, conocida como Profeco, confirmó a The Associated Press el relato de Villarreal sobre su lucha.
A preguntas del medio sobre la ética de la situación, Montaño dijo que las empresas “tienen que respetar el precio publicado”. De haber un error, “no es culpa del consumidor”.