Hillary Clinton. Nancy Pelosi. Kamala Harris. Liz Cheney. Carly Fiorina. Y por ahora, Nikki Haley.
La exgobernadora de Carolina del Sur es la más reciente de una larga lista de mujeres —históricamente algunas de las rivales más obstinadas del republicano Donald Trump— para quienes el expresidente mantiene una estrategia particular. Se enfoca en la intimidación, combinada con un tipo ya familiar de vulgaridad, apodos y otros insultos que también despliega hacia los hombres.
Pero al tiempo que él intenta humillar a sus oponentes masculinos, Trump insulta la apariencia de las mujeres, su equilibrio emocional y su inteligencia. Pronuncia mal sus nombres. Pareció confundir a dos políticas. Y cuestiona su derecho a desafiarlo.
El apodo que Trump le dio a Haley, una republicana que fue su propia embajadora ante Naciones Unidas, es “Cerebro de Pájaro”.
“¿Quién demonios fue la impostora?”, criticó Trump después de las primarias de Nueva Hampshire contra Haley, quien reconoció la victoria de él, pero se negó a abandonar la contienda por la nominación presidencial del Partido Republicano. “Cuando la vi con ese vestido elegante que probablemente no era tan elegante, dije: ‘¿Qué está haciendo? Nosotros ganamos’”.
Haley, quien perdió en Iowa y New Hampshire, pero ha prometido permanecer en la contienda hasta las primarias republicanas en su estado natal —las primeras en el sur del país— el 24 de febrero, respondió que Trump hizo un “berrinche” porque se siente amenazado.
“No es sólo que esté compitiendo contra Nikki Haley”, explicó Debbie Walsh, directora del Center for American Women and Politics (Centro para Mujeres Estadounidenses y Política), de Rutgers. “Es porque ella incluso osa desafiarlo... Él ataca a las mujeres por su apariencia, por su género”.
De hecho, Trump se ha jactado de dominar a las mujeres, una suposición cuestionada cuando alguna se niega a hacerse a un lado.
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“Puedes hacer cualquier cosa” a las mujeres cuando eres famoso, dijo Trump en la grabación de “Access Hollywood” que amenazó su campaña de 2016.
No obstante, Trump derrotó a Clinton con un 39% de las mujeres votantes eligiéndolo en la papeleta.
La proporción de mujeres que votó por Trump aumentó en 2020 al 44%, a pesar de que perdió ante el presidente Joe Biden —en parte porque Biden ganó apoyo entre los hombres según una encuesta del Pew Research Center (Centro de Investigaciones Pew), un grupo de expertos que informa sobre actitudes, tendencias y problemáticas de Estados Unidos y el mundo, realizada a personas que está confirmado que votaron en esas elecciones.
Haley, por su parte, ha tomado con calma el sexismo de Trump. Le dijo a CNN el domingo que él fue respetuoso con ella cuando fue su embajadora ante Naciones Unidas, pero que ahora muestra “defectos”.
Un portavoz de la campaña de Trump no respondió a una solicitud de comentarios.
Este es un vistazo al enfoque de Trump hacia las mujeres que considera obstáculos y las últimas reacciones en la campaña de 2024.
HILLARY CLINTON
Ella era una “mujer desagradable”, no parecía presidencial y su voz le provocaba dolor de cabeza a Trump, según él mismo.
Pero la imagen definitoria del enfoque de Trump hacia Clinton, su rival demócrata en la elección presidencial de 2016, se produjo en un debate el 9 de octubre de 2016 en San Luis, Missouri, dos días después que el diario The Washington Post publicara el contenido de la grabación de “Access Hollywood”, un programa de noticias de entretenimiento.
Al momento en que Clinton respondía preguntas durante el evento, Trump, de 6 pies 3 pulgadas, se erigió repetidamente sobre y detrás de la exsenadora y secretaria de Estado de 5 pies 5 pulgadas. Se le acercaba tanto que ella escribió más tarde: “Se me erizó la piel”.
Durante un mitin en Carolina del Norte unos días después del debate, Trump pareció recordar el momento.
“Cuando ella caminó frente a mí. Créanme, no me impresionó”, dijo.
NANCY PELOSI
Siendo presidente, Trump llamó a la presidenta de la Cámara de Representantes “Nancy la Loca” y se negó a estrecharle la mano en el discurso sobre el Estado de la Unión después que la cámara baja lo enjuiciara políticamente.
Ella lo llamó cosas peores —cuestionó su “hombría” en una reunión con los demócratas, “como si alguna vez la hombría pudiera ser asociada con él”.
En 2019, ella le sonrió y aplaudió burlonamente cuando llegó para pronunciar el discurso sobre el Estado de la Unión, un momento conservado en una imagen icónica. Al año siguiente, se burló abiertamente de él ante las cámaras cuando él hablaba y después desgarró a sus espaldas una copia de su discurso también ante las cámaras y mostró los pedazos para que todos los vieran.
Haley ha intensificado su cuestionamiento sobre la aptitud mental de Trump desde un discurso del 19 de enero en que pareció confundirla repetidamente con Pelosi. Lo utiliza para resaltar sus llamados a realizar pruebas de competencia mental a los políticos —su manera de resaltar las edades de Trump y Biden: 77 y 81 años, respectivamente.
KAMALA HARRIS
Trump apenas mencionó al senador demócrata Tim Kaine cuando fue compañero de fórmula de Clinton en 2016. Pero cuatro años después, el presidente tuvo mucho que decir sobre la elección de Biden para la vicepresidencia: Kamala Harris.
Trump casi de inmediato la llamó “desagradable” y dijo que “a nadie le gusta” Harris. Ese comentario refleja un estándar común de agradabilidad que se aplica a las mujeres en puestos de liderazgo con mucha más frecuencia que a los hombres.
También dijo a los votantes de Carolina del Norte que sería “un insulto a nuestro país” si Harris se convirtiera en la primera mujer presidenta.
LIZ CHENEY
La excongresista republicana Liz Cheney, de Wyoming, aún provoca la ira de Trump incluso después de que perdió su escaño en la Cámara de Representantes en las primarias del año pasado.
Cheney fue una de los 10 republicanos en la cámara baja que votaron a favor de enjuiciar políticamente a Trump luego de la insurrección del 6 de enero en el edificio del Capitolio de Estados Unidos, y ha declarado que su misión es evitar que Trump regrese a la presidencia. Hacerlo, advirtió a finales del año pasado, significará que Estados Unidos puede convertirse en una dictadura. Trump la llamó “la loca Liz Cheney”.
CARLY FIORINA
Trump se burló de la aparición de Carly Fiorina, exdirectora general de Hewlett-Packard, en una entrevista de 2015 con la revista Rolling Stone.
“Miren esa cara”, dijo sobre Fiorina, quien entonces formaba parte de quienes se postulaban para la candidatura presidencial del Partido Republicano. “¿Acaso alguien votará por eso? ¿Se imaginan esa siendo la cara de nuestro próximo presidente?”.
MUJERES FUERA DE LA POLÍTICA QUE SACAN DE QUICIO A TRUMP
Nadie irrita tanto a Trump como las mujeres que lo enfrentan en los tribunales. El mes pasado en Nueva York, un juez amenazó con expulsar al expresidente de la sala del tribunal por ignorar las advertencias de que guardara silencio cuando la periodista y escritora E. Jean Carroll testificaba que él destrozó su reputación después que ella lo acusó de agresión sexual en una tienda departamental de Manhattan.
Los murmullos de Trump durante el proceso —“es una cacería de brujas” y “realmente es una estafa”— se produjeron cuando el jurado se encontraba en la sala del tribunal. Más temprano, sin el jurado presente, se pudo ver a Trump asestar un manotazo en la mesa de la defensa cuando el juez rechazó una solicitud.
El drama culminó costosamente el 27 de enero cuando el jurado determinó que Trump debe pagarle a Carroll 83,3 millones de dólares por sus ataques contra ella en las redes sociales. Esto se suma al veredicto de 5 millones de dólares por agresión sexual y difamación emitido el año pasado por otro jurado en un caso presentado por Carroll.
Stephanie Clifford, más conocida como la actriz de películas para adultos Stormy Daniels, enfureció a Trump durante los procedimientos legales derivados de un pago de 130.000 dólares que recibió de Michael Cohen, el abogado de Trump, para silenciarla sobre un presunto romance con Trump en 2006. Trump lo negó y comenzó a llamarla “cara de caballo”.
EN LA CAMPAÑA ELECTORAL DE 2024
Haley ha calibrado cuidadosamente su candidatura como mujer.
Con frecuencia hace referencia a sus tacones altos. Recuerda a todos haber derrotado a hombres mayores y más poderosos en su camino hacia la gubernatura de Carolina del Sur. Y habla de la necesidad de convertir a “niñas fuertes” en “mujeres fuertes”.
Esa táctica le permite a Haley desviar la agresión de Trump, responder con una sonrisa y dejar que sus partidarios saquen sus propias conclusiones.
Laura Schroder, de 39 años, llevó a sus tres hijos a ver a Haley recientemente en un mitin en Mauldin, Carolina del Sur.
“Él es muy inmaduro”, dijo sobre Trump, “y claramente tiene miedo de perder ante una mujer poderosa”.
La propia Haley ofrece un argumento similar, como una crítica en que reprendió a Trump por negarse a debatir con ella.
“Da la cara, Donald”, dijo, “sé que puedes hacerlo”.