NUSA DUA, Indonesia — El presidente Joe Biden se opuso a las “acciones coercitivas y cada vez más agresivas” de China hacia Taiwán durante su primera reunión en persona el lunes con el presidente chino Xi Jinping.
El encuentro entre los líderes de las dos superpotencias en Bali, un día antes del inicio de la cumbre del G20, tuvo como objetivo “gestionar” las diferencias entre ambas naciones que compiten por la influencia global.
Esta reunión de casi tres horas, el punto álgido del viaje de Biden de siete días por Asia, se dio en un momento crítico para los dos países en medio de crecientes tensiones económicas y de seguridad.
Hablando en una conferencia de prensa posterior, Biden dijo que cuando se trata de China, Estados Unidos “competirá vigorosamente, pero no estoy buscando conflicto” y agregó que “cree absolutamente que no es necesario que haya una nueva Guerra Fría” con Beijing.
Biden reiteró el apoyo de Estados Unidos a su política “Una China”, que reconoce al gobierno de Beijing al tiempo que permite relaciones informales y lazos de defensa con Taiwán.
También dijo que, a pesar del reciente ruido de China, no cree que “haya ningún intento inminente por parte de China de invadir Taiwán”.
Según el informe del gobierno chino sobre la reunión, Xi “enfatizó que la cuestión de Taiwán permanece en el centro de los intereses fundamentales de China.
Biden dijo que él y Xi discutieron la agresión de Rusia contra Ucrania y “reafirmaron nuestra creencia compartida” de que la amenaza o el uso de armas nucleares es “totalmente inaceptable”.
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“Como líderes de nuestras dos naciones, compartimos la responsabilidad, en mi opinión, de mostrar que China y Estados Unidos podemos gestionar nuestras diferencias, impedir que la competencia se acerque a un conflicto y encontrar formas de trabajar juntos en cuestiones globales urgentes que requieren nuestra cooperación mutua”, dijo Biden al inicio del encuentro.
Xi dijo que confiaba en que lograría “trazar la senda adecuada para la relación entre China y Estados Unidos” y que estaba preparado para un “intercambio de opiniones franco y en profundidad” con Biden.
Ambos llegaron a la esperada reunión tras verse reforzados en sus países. Los demócratas lograron mantener el control del Senado de Estados Unidos en las elecciones intermedias y tienen la oportunidad de ampliar su margen con una segunda vuelta en Georgia el mes que viene.
Por su parte, Xi obtuvo un tercer mandato de cinco años en octubre en el congreso nacional del Partido Comunista, una ruptura con la tradición.
Representantes de la Casa Blanca se han esforzado por minimizar cualquier idea de conflicto entre los dos países y recalcan que creen que los dos países pueden trabajar al unísono en desafíos compartidos como cambio climático y seguridad de salud.
Pero las relaciones entre Washington y Beijing se han ido tensando durante sucesivos gobiernos estadounidenses conforme sus diferencias en economía, comercio, derechos humanos y seguridad quedaban al descubierto.