El Museo de Inmigración de la Isla del Ángel fue un lugar que sirvió como centro de detención para miles de inmigrantes entre los años 1910 y 1940.
Ubicado a casi 5 millas del Embarcadero de San Francisco, las paredes de este lugar encierran dolor, sin embargo, con el pasar del tiempo se ha convertido en un faro de esperanza.
El edificio albergó a decenas de miles de inmigrantes que fueron detenidos por días, meses y años, antes de que se les permitiera entrar al país, especialmente personas asiáticas de la china que llegaban en búsqueda de un mejor futuro.
“Los chinos fueron detenidos por racismo y xenofobia, el enfoque era mantenerlos afuera por que los veían como una amenaza para los trabajos que ofrecía el país”, explicó Edward Tepporn, vocero de la Fundación de la estación de inmigración de Angel Island.
En las paredes del museo están grabados más de 200 poemas que relatan el dolor del encierro, la soledad, pero también su capacidad de resistencia, estos muestran que también estuvieron los que extrañaban a México.
El padre de Frank Clark estuvo detenido en este centro con tan solo 11 años de edad, un lugar que solo tenía un baño para 300 personas.
“Quería recorrer los pasos de mi padre, imaginar lo que pudo ser para él estar aquí solo, de niño, sin conocer a nadie”, expresó entre lágrimas Frank. “El caminar donde él camino, comió y durmió”.
Local
La mujer aseguró que al visitar el museo y ver el trabajo que su padre pasó la hace valorar aún más los sacrificios que hizo para brindarle a ella y a su familia una mejor calidad de vida.
Así como el padre de Frank, muchos otros inmigrantes solo encontraron exclusión, encierro y discriminación. Desde el área de la recepción, si eran de Asia, entraban por una puerta, si eran de Europa por la otra y así mismo los mantenían separados en diferentes cuartos.
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Incluso por décadas hasta 1943, la ley de exclusión de los chinos prohibió la entrada de asiáticos si eran trabajadores, mientras que permitía la de los que eran comerciantes, estudiantes o turistas.
Y es que como la historia se repite, en un edificio anexo al centro de detención se erige ahora, el nuevo museo de la Isla de Ángel, donde se reflexiona sobre las actuales políticas de inmigración y detención.
“Así como los inmigrantes del Asia fueron tratados como menos, así muchos de nuestros hermanos de la comunidad negra, latina, e indígena son tratados ahora”, dijo Tepporn.
La única esperanza es que este oasis de belleza y dolor sea un punto de reflexión para imaginar un futuro donde todos, sin importar lugar de nacimiento, idioma, o condición económica, donde todos puedan sentirse seguros, incluidos y bienvenidos.