Sergio Roque llegó a EEUU desde El Salvador hace 16 años y aunque su plan era estudiar computación y ser ingeniero, su vida tomó un rumbo completamente distinto que lo llevó a conocer su pasión por la cocina.
“Despertó una pasión increíble por trabajar en la cocina, me encantaba cocinar, ver a la gente feliz con los platos que hacía”, explicó Sergio.
Esa pasión que descubrió estuvo acompañada de empeño y empezó desde abajo.
“Preparar y lavar platos”, indicó.
Rápidamente aseguró que comenzó a escalar.
“A los 6 meses ya estaba de cocinero de planta en el lugar que yo estaba”, afirmó.
A los 23 años ya era "sous chef" de un destacado restaurante en San Francisco, sus creaciones culinarias no han pasado desapercibidas.
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Después de aprender las técnicas más sofisticadas de la cocina francesa, el chef Sergio trabajó en algunos de los hoteles más conocidos de San Francisco encabezando grandes banquetes y complaciendo paladares internacionales.
“Preparación para 2,000 o 3,000, a mí me tocaba cocinar 500 libras de pollo, ese era mi trabajo casi todos el día”, expresó Sergio.
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Un camino, con días difíciles.
“Era un party como de 2,500 personas y era una cantidad de langosta y terminé con las manos llenas de espinas”, recordó Sergio.
Pero también con grandes recompensas.
“Una vez que mi jefe me dio una palmadita en la espalda y yo no sabía qué había pasado, y me dijo, ´tu especial hizo que nuestro restaurante estuviera entre uno de los mejores 50 del Área de la Bahía´”, aseveró.
Hoy en día es el chef ejecutivo para el St Marys College en Moraga, está a cargo de 25 cocineros y ha consolidado también sus habilidades administrativas y gerenciales, un logro que un día pensó inalcanzable.
“El lenguaje era una barrera grandísima cuando vine a este país, ser responsable de una operación tan importante como manejar un hotel, un lugar como estoy ahora”, dijo.
Y sí como muchos, sueña con abrir su propio restaurante.
“Creo que uno de los sueños, es llevar lo aprendido a mi tierra natal”, afirmó.
Lo que sí es seguro es que no se arrepiente de haber cambiado su rumbo profesional.
“Digamos otras carreras pueden quizás dar compensación diferente, pero no te llenan el corazón”, finalizó.