Cambiando los hábitos de compras, ese es el mensaje de Cuyana, una tienda en San Francisco que no solo quiere cambiar la manera en que las personas gastan su dinero, sino que su cofundadora busca educar a las personas sobre la artesanía de su país natal y devolverle el nombre que se merece.
“Cuyana significa amar en quechua, el idioma de las comunidades en el Sur de América y amar es el valor más importante bajo el cual se fundó Cuyana”, aseguró Karla Gallardo, cofundadora y presidenta de Cuyana.
Cuyana es una marca nacional de ropa y accesorios y su misión es hacer que la gente compre menos al comprar artículos de alta calidad para uso diario.
Es una lección que Karla afirmó aprendió desde pequeña en su natal Ecuador.
“Muchas veces cuando salíamos de compras con mis papás, mi hermana y yo nos poníamos a llorar en la tienda porque no nos compraban lo que queríamos, y ellos eran muy estrictos en términos de comprar calidad de no comprar todo lo que estaba de moda porque ellos siempre veían los artículos que comprábamos como una inversión que debían durar”, relató Karla.
Su madre murió cuando ella era joven, dejándola con su padre y hermana.
“Su discurso siempre era alrededor de ´un día ustedes van a estudiar en la universidad en Estados Unidos´”, indicó Karla.
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Cuando empezó a buscar estudiar en la universidad, su padre se comunicó con los mejores colegios para que enviaran folletos informativos.
“En un país como Ecuador la situación económica a veces es buena y la mayoría de las veces es mala, y como familia nosotros tuvimos altos y bajos en términos de mi papá y su trabajo. Cuando llegaron las aceptaciones, terminamos aplicando a diez universidades y nueve de las diez universidades me dijeron sí, es algo que yo no lo podía creer, pero yo creo que mi papá siempre sabía que eso iba a pasar”, explicó Karla.
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Al cumplir sus 18 años, Karla se fue a Estados Unidos para asistir a la Universidad Brown. Fue allí donde consiguió su título en matemáticas y empezó a trabajar en Goldman Sachs un banco de inversiones.
Siguió estudiando hasta obtener su maestría en la escuela de negocios de la prestigiosa Universidad de Stanford.
Y en el 2011, nació Cuyana.
“La comunidad de tejedores de los sombreros originales de paja tuquilla en Ecuador está poco a poco despareciendo. y esto es porque el mundo no sabe que estos sombreros son hechos en Ecuador, el mundo no sabe cuánto estos tejedores se tardan en tejer estos sombreros y también porque hay copias en el mundo que se están haciendo con plástico”, dijo Karla.
Con su herencia en primera fila, Karla quería que el primer artículo que ofrecería su empresa fuera estos sombreros de paja, pero había un problema.
“Este sombrero se llama Panama Hat porque a sus cientos de años este sombrero pasaba por el canal de Suez”, indicó Karla.
El sombrero panameño no es de Panamá sino de Ecuador.
Así que ahora Cuyana tiene una misión clara: cambiar el nombre del sombrero de El Panameño al Ecuatoriano.
Karla busca educar sobre esta artesanía popular e indicó que este proceso la ha ayudado a completar un ciclo de su vida, no solo como emprendedora, si no para esa niña que dejó en Ecuador.
Todo el crédito, aseguró, se lo debe a su padre.
