De cinco años para acá, la vida de Denayra Villegas se traduce en puro fútbol.
Empezó a jugar desde muy niña, y ahora a sus 12 años pertenece a cuatro clubes, entrena seis días a la semana, pero en sus días libres, el balón también está presente.
“Es toda mi vida, es lo que hago todos los días, toda la semana”, afirmó Denaya.
Y cómo no va a comer, respirar y soñar fútbol, si en casa tiene a su mejor maestro.
“Íbamos al parque, se ponía a jugar y se le miraba que tenía talento para jugar”, relató Fausto Villegas, padre de Denayra.
Fausto también es entrenador de profesión en el Área de la Bahía; entrena al club Newark y desde hace mucho le inculca el deporte a su hija.
“Metía gol y el coach dijo esta va a ser buena”, dijo Fausto.
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Aunque al principio ella tuvo dudas, su padre la animó a acercarse al deporte, y una vez dentro, no hubo marcha atrás.
“Jugué fútbol porque mi familia y mi papá está jugando toda su vida, y yo también quería jugar y él me enseñó todo”, aseguró Danayra.
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Fausto ha sido el guía de Denayra dentro y fuera de la cancha. Y eso ella a su corta edad lo nota y lo agradece.
“Él me ayudó más que todos, era como mi coach para toda mi vida”, dijo Denayra.
Su padre está convencido de que su impulso es fundamental para que su hija cumpla sus sueños.
“Tenemos que apoyar a nuestros hijos, si ellos quieren apoyarlos en lo que les gusta y sigan trabajando”, afirmó Fausto.
Denayra quiere seguir el rumbo del fútbol, sueña con jugar y por qué no, representar algún día a alguno de los dos países cuya cultura corre por su sangre.
“Miro muchos de la USA y México”, dijo Denayra.
Y también mira como ejemplo a grandes atletas como Messi.
