Los tatuajes del hijo de una inmigrante colombiana cuentan su historia.
“He viajado por todo el mundo", dijo Víctor Parra.
Una historia que desde niño ha sido escrita por el balón.
"Le gustaba mucho siempre estar en la calle con los amigos, y yo pensé que eran malas amistades, pero no, a él le gustaba mucho el futbol desde niño, desde los 8 años", dijo Janet Gutiérrez, mamá de Víctor.
Víctor nació en Central Falls, Rhode Island, donde el partido de su vida empezó con goles en contra.
“Una ciudad muy difícil de crecer, porque había mucha violencia", dijo Víctor.
En medio del caos, Víctor no tuvo un padre que lo apoyara.
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“Hay veces que quería hablar con alguien por ejemplo cosas de deportes, o cosas que no podía hablar con mi mamá, entonces, no tener papá era difícil”.
Pero, él no se dejó vencer. Se refugio en el futbol y en el amor de su madre. Los triunfos comenzaron a llegar y con ellos una gran oportunidad en el norte de California.
“Me dieron beca San José State University, me pagaron todo”, dijo Víctor.
Víctor no solo brilló en la cancha con los Spartans, sino en las clases también. Convirtiéndose en el primer atleta estudiante en la historia de la universidad en ser el valedictorian. Otro logro que lleva tatuado en la piel.
Gracias al futbol pudo obtener una educación, y además, coincidir en una cancha de futbol con grandes figuras mundiales.
"Messi, wow era una experiencia que nunca pensé que me iba a pasar”, dijo Víctor. “Tambien entrenamos con Chile, Arturo Vidal, Alexis Sánchez, jugué un partido de 90 minutos con la Selección Colombia".
Ahora, Víctor entrega toda su experiencia, entrenando a jóvenes en Palo Alto.
La misión de Víctor es clara, “ayudar a forjar el futuro de sus jugadores, en cada entrenamiento, en cada partido, lleno de historias, futbol y fe”.
Su meta es lograr abrir una organización sin bienes de lucro en el 2020. Es por eso que ya está en contacto con varios inversionistas y escuelas que puedan ayudarlo a materializar su visión.
