Un grupo de reclusos de la cárcel Elmwood en Milpitas decidió superarse con la esperanza de tener un mejor futuro cuando sean liberados.
A través del Programa de Rehabilitación de Presos los internos tienen la oportunidad de recibir clases con créditos universitarios.
Alex Jurcios recibió un diploma del Colegio Comunitario de San José por completar sus créditos en manejo de negocios.
“De verdad gracias a Dios tengo esta oportunidad, porque estoy muy alegre, no es algo que pensé tenía oportunidad, cuando llegué a la cárcel pensé que todo terminó, pero resultó que tengo oportunidad para mejorarme”, aseguró Jurcios.
El programa les ha dado la esperanza a estas personas de comenzar de nuevo, de que las segundas oportunidades existen sin importar el pasado.
Mayra Aguirre, de 27 está cumpliendo su sueño de niña de ser veterinaria.
“Estoy viendo que sí lo puedo hacer aquí adentro es lo mismo que puedo hacer afuera. Voy a estudiar veterinaria, y empezar como voluntaria y a ver qué pasa de ahí en adelante”, aseguró Aguirre.
Local
Patrick Marshall, supervisor del programa asegura que es una oportunidad para mejorar la vida de estas personas.
“La cárcel es un trauma, y ellos están superando ese trauma al mismo tiempo que intentan superarse para tener una mejor vida, y eso lo respeto mucho”, afirmó Marshall.
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La iniciativa comenzó con programas de salud mental y en medio de la pandemia comenzaron a ofrecer clases con créditos universitarios de forma virtual.
“El aprender a habilidades de afrontamiento era importante hacerlo para que pudieran sentarse en una clase, participar en las clases”, dijo Marshall.
Estas clases los preparan para conseguir trabajos que no tienen en cuenta un antecedente criminal. Son cinco los colegios comunitarios de diferentes jurisdicciones del condado Santa Clara los que participan en el programa.
“Tengo yo la oportunidad de hablar con agencias de la comunidad para que vengan aquí a dar clases”, explicó Cecilia Núnez Massara, coordinadora de programas de la cárcel Eldwood.
Según Gill Gurpreet, teniente de la Oficina del Alguacil del condado Santa Clara, su labor es evitar que los reclusos regresen a la cárcel
“Les hemos creado un puente de ayuda para que continúen sus estudios universitarios o encuentren un trabajo cuando salgan a la calle”, expresó Gurpreet. “La educación puede cambiar como el individuo va a ver la vida, la educación les va a ayudar a su salud mental y los puede ayudar socialmente”.
Reclusos de uno de los edificios de máxima seguridad están realizando un curso de culinaria, aunque no están tomando clases de cocinas porque son considerados uno de los tres grupos más peligrosos de reos de la cárcel.
“Nos ha ayudado por lo menos para mí, para ir a estudiar al colegio, soy primera generación en mi familia por ir a la secundaria, ahora soy primero en ir al colegio”, aseguró Ariel Contreras.
En el caso de María, quien toma clases de salud mental, afirma que este programa y el cristianismo le cambió la vida.
Aunque aún no sabe cuándo saldrá de la cárcel, cuando lo haga, piensa ayudar a los jóvenes.
“Hay mucho que puedo compartir con los menores porque hemos experimentado el mismo trauma, las mismas cosas en la vida, pandillas, droga, tengo mucho que ofrecerles a ellos”, dijo María.