Caminar por tres días 40 millas hasta el edificio federal en san francisco en búsqueda de alivios migratorios, este es solo un ejemplo de las movilizaciones que por décadas han sido impulsadas por la activista Renee Saucedo.
“Sigo siendo sonriente y feliz”, dijo Saucedo.
La actividad nació en San Francisco y cuando sus padres se divorciaron la llevaron a vivir a México de niña.
“Me transformó, me radicalizó”, expresó Saucedo
Esto resulto ser una experiencia transformadora con lo que atestiguo.
“Que la gente indígena se les trataba como que no eran humanos, como animales”, dijo Saucedo.
Desde entonces tomo una decisión que marcaría su vida, con una trayectoria reconocida ya por múltiples publicaciones.
“Que yo siempre iba a estar con la gente oprimida y luchar contra las humillaciones”, afirmó Saucedo.
Al graduarse de derecho en la Universidad de Berkeley, empezó a trabajar en ley laboral en La Raza Centro Legal en la Misión de San Francisco, donde su papá, y abuelo habían crecido, pero descubrió que el trabajo de abogada se quedaba corto.
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“El activismo me atraía más, siendo abogada yo sentía muchas veces que estaba poniéndole curitas a los problemas, las raíces de los problemas, los empleadores explotadores, las leyes injustas nunca estaban cambiando”, dijo Saucedo.
Desde entonces han sido 35 años organizando a la gente para dar batallas.
Con grandes victorias, como crear la colectiva de mujeres, uno de los primeros grupos de trabajadoras domésticas en California, y ganar el derecho de los jornaleros a pedir trabajo.
“Ganamos el derecho a la calle, los señores ganaron el derecho a la calle, eso fue una gran batalla, los vecinos llamaban a la policía y la policía llegaba y los movía”, indicó Saucedo.
También hizo parte del movimiento que logró las licencias de conducir para las personas sin documentos así como el derecho al cuidado prenatal para las mujeres sin importar el estatus migratorio, décadas de trabajo con un sinnúmero de retos.
“Amenazas de muerte, me echaron”, dijo Saucedo.
Uno de los más difíciles hace 7 años, con su mamá.
“La deportaron esa misma noche, la pusieron en un avión y la deportaron”, contó Saucedo.
Sin embargo, hoy con la fe intacta, sigue adelante convencida que le falta una tarea por completar, la reforma migratoria integral.
“Absolutamente va a pasar una reforma migratoria, va a pasar una camino a la ciudadanía a través del proceso de registro, sino lo exigimos nunca lo vamos a lograr”, enfatizó Saucedo.