Quienes se han visto involucrados en el mundo de las pandillas aseguraron que hay solo dos salidas, la prisión o un cementerio.
Es la realidad que dos hombres afrontaron en su niñez y adolescencia en las calles de Santa Rosa.
“La primera vez que uno de mis amigos falleció fue cuando yo tenía 15 años y me impactó tanto que no quise ir al funeral esa primera vez, y ya después de él se hizo tan normal que yo iba a más funerales que graduaciones”, aseguró Jesús Días, voluntario del Programa de Prevención de Violencia de Santa Rosa.
Jesús recordó a su amigo José quien murió luego de recibir un disparo de la cabeza tras una discusión.
“Su cumpleaños acaba de pasar la semana pasada y aquí estaban sus hermanos y cuando estás aquí y ves a su madre llorar, cuando ves la tristeza de su hermano, esas emociones regresan”, aseguró Jesús.
Como su amigo José, Jesús aseguró que se crío en medio de guerras entre pandillas.
“Mis dos hermanos estaban involucrados en dos pandillas por más que mi mamá trató de alejarnos de las pandillas yo miraba los dos colores de las pandillas en mi hogar”, recordó Jesús.
Así como Jesús, Rogelio Román también creció entre pandillas.
“Mi hermano se llamaba Ricardo Rubén Román”, dijo Rogelio, coordinador del Programa de Prevención de Violencia de Santa Rosa.
Ahora visita a su hermano menor en un panteón.
Y es que, en el 2004, Ricardo en ese entonces, de 26 años, estuvo involucrado en una pelea entre pandillas.
“En la pelea lo navajearon a él y lo picaron cuatro veces y una le dio en el corazón”, recordó Rogelio.
Permaneció por 12 años en coma hasta fallecer en el 2016.
“Yo como quien dice fui un ejemplo muy negativo para él porque yo estaba bien involucrado en la pandilla en vivir una vida en las calles, yo me sentía muy culpable por el
ejemplo que le había dado a él”, enfatizó Rogelio. “Tenía un tío que estaba bien involucrado en eso, tías que tenían novios que también eran pandilleros”.
Al igual que los padres de Jesús, recuerda que sus padres también intentaron alejarlo de ese mundo.
“Pero como se la llevaban trabajando mucho y pues no pueden estar tus padres contigo en la escuela y ahí sí fue como más, yo vivía dos vidas robábamos, peleábamos, en parties , vendiendo droga”, afirmó Rogelio.
Desde sus 18 años, su vida la repartió entre dos hogares, la suya, y la cárcel Sonoma
“A los 22 años agarré mi cargo que fue de una pistola y me aventé dos años en la prisión”, dijo Rogelio.
Pero no fue hasta después de la muerte de su hermano que tomó la decisión de salirse de las pandillas.
“Si yo hubiese seguido en eso hubiese sido una vergüenza para mi hermano”, aseguró Rogelio.
Para Jesús la posibilidad de estar en una prisión lo hizo recapacitar.
“Allí es cuando yo arrestado dije si me cargan con lo que tengo me van a dar 15 años voy a salir a los cuarenta, no valía la pena”, expresó Jesús.“Muchos piensan que lo vas a ser por un rato o no piensan que va a terminar muertos o en la cárcel o sin salud mental”.
Un rato que termina siendo toda una vida para muchos y para otros, una oportunidad de ayudar.
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Si sospechosas que tu hijo o hija podría estar involucrado en pandillas llama al Programa de Prevención de Violencia al (707) 543-4681 o al (707) 543-4886.