La ciudad de San Francisco se ha convertido en la primera en el estado, y tal vez en la nación, en exigir que sus decenas de miles de trabajadores se vacunen.
A los empleados se les dan meses para demostrar que recibieron sus vacunas, pero en algún momento de este año, es probable que los trabajadores tengan que tomar una decisión que podría costarles el trabajo.
Una vez que las vacunas contra el COVID-19 están totalmente aprobadas por la Administración de Alimentos y Medicamentos, el reloj comienza a correr hacia la vacunación obligatoria. Aquellos que se nieguen a hacerlo, podrían ser despedidos.
“En este punto, estamos enfocados en el cumplimiento y en ayudar a nuestros empleados a encontrar el camino para vacunarse”, dijo Carol Isen, directora de recursos humanos de la ciudad de San Francisco.
En este momento, las vacunas solo tienen la aprobación de emergencia de la FDA, es probable que falten meses para la aprobación total e incluso entonces, los empleados tendrán otras 10 semanas para cumplir con la política de vacunación obligatoria.
Habrá exenciones médicas y religiosas.
“Lo que ha quedado claro en la ciencia es que la vacuna es la mejor protección para nuestros empleados y para el público al que servimos”, dijo Isen.
A partir del lunes, los empleados tendrán 30 días para demostrar su estado de vacunación con la ciudad, de acuerdo con las regulaciones de Cal / OSHA.
“Entonces, para permitir que nuestros empleados que han sido vacunados, y creemos que para ser la mayoría de ellos, trabajen sin mascarillas, tenemos que conocer su estado”, dijo Isen.
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Las nuevas reglas afectan a los trabajadores del Ayuntamiento y Muni, así como a la policía y los bomberos.
La Asociación de Oficiales de Policía de San Francisco ofreció su apoyo el miércoles por la noche, diciendo: “Durante la pandemia, los oficiales de policía de San Francisco arriesgaron sus vidas y su salud para proteger a nuestros ciudadanos. Entendemos la importancia de mantener a nuestros oficiales y al público a salvo del COVID-19 de manera continua”.
No hace mucho tiempo, la ciudad de San Francisco despidió a algunos trabajadores porque se negaron a usar máscaras, e Isen dice que hará cumplir estas nuevas reglas según sea necesario, aunque “nuestro énfasis está en la educación, trabajar con nuestros empleados, escucharlos y haciendo todo lo posible para ayudarlos a superar cualquier obstáculo que puedan tener ".