Un niño de tres años, que había sido rescatado en el deslizamiento de tierra ocurrido en el estado brasileño de Río de Janeiro, murió el lunes en el hospital, con lo que ascendió a 15 el número de fallecidos por el desastre del fin de semana, según informó el Cuerpo de Bomberos.
El menor, Arthur Caetano Carvalho, había sido socorrido por los equipos de rescate la víspera y estaba ingresado en un hospital en las cercanías del Morro da Boa Esperança, en la ciudad de Niteroi, pero sufrió una paro cardíaco y falleció.
A primera hora del domingo, después de más de 24 horas de búsqueda, fueron localizados los últimos cuatro cadáveres bajo los escombros de la ciudad, afectada por las fuertes lluvias caídas en los últimos días en el estado de Río de Janeiro.
Tras el hallazgo de los cuatro cuerpos, los bomberos dieron por finalizadas las labores de búsqueda de supervivientes, aunque continuarán con los trabajos de retirada de escombros, mientras la Defensa Civil mantiene el estado de alerta ante el riesgo de nuevos derrumbes.
Asimismo, el Ministerio de Integración Nacional anunció que el mandatario brasileño, Michel Temer, pidió el envío de un equipo para inspeccionar los lugares afectados y auxiliar en el levantamiento y registro de daños.
"Recibimos la orientación del presidente Temer para prestar todo el auxilio necesario a las familias y a las defensas civiles regionales. El Gobierno Federal no medirá esfuerzos para minorar los impactos y el sufrimiento de esas personas", ha dicho el ministro Pádua Andrade en un comunicado.
Sin embargo, Temer aún no se ha pronunciado públicamente acerca del corrimiento de tierra que se produjo cuando, tras las intensas lluvias, parte de la cumbre del Morro da Boa Esperança se vino abajo y enterró al menos seis viviendas que estaban habitadas en el momento del siniestro.
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Por su parte, el alcalde de Niteroi, Rodrigo Neves, dijo en una rueda de prensa que las 22 familias que se han quedado sin viviendas tras el siniestro recibirán inmuebles financiados por la Alcaldía y que la institución también costeará los entierros de los fallecidos.
"Lo que pasó nos deja a todos profundamente consternados, sobre todo por los niños que perdieron sus vidas", ha expresado Neves en medio de lágrimas.
Además de los 15 fallecidos, entre los que figuran cuatro niños y dos ancianas, diez personas fueron rescatadas con vida de los escombros, de las que dos siguen hospitalizadas.
Más de 200 personas, entre bomberos, agentes de la Defensa Civil, asistentes sociales y voluntarios, han participado en los trabajos de rescate, que se extendieron toda la noche.
El acceso a decenas de viviendas ha sido bloqueado por cuestiones de seguridad y en una escuela cercana se ha instalado una base de apoyo para acoger a los evacuados.
Las tormentas son habituales durante la primavera y verano brasileños y una de las peores catástrofes de ese tipo tuvo lugar en 2010, cuando fallecieron por los derrumbes más de 250 personas, 48 de ellas en el Morro do Bumba, un antiguo vertedero sobre el cual se construyó una favela.