MOSCÚ — La madre del líder opositor ruso Alexei Navalny dijo el jueves que vio el cadáver de su hijo y que se resiste a la fuerte presión de las autoridades para aceptar un entierro secreto, alejado del ojo público.
En una declaración en video desde la ciudad ártica de Salekhard, Lyudmila Navalnaya dijo que los investigadores le permitieron ver el cuerpo de su hijo en la morgue de la ciudad.
Dijo que repitió su demanda que el cuerpo le sea entregado a ella y protestó lo que describió como los intentos de las autoridades de forzarla a aceptar una sepultura secreta.
“Me están chantajeando, están poniendo condiciones sobre dónde, cuándo y cómo debe ser enterrado mi hijo”, dijo. “Quieren que lo haga en secreto, sin una ceremonia de duelo”.
La madre de Navalny presentó una demanda en un tribunal de Salekhard en contra de la negativa de las autoridades de entregar el cuerpo de su hijo.
Se ha programado una audiencia a puerta cerrada para el 4 de marzo. El martes, ella exhortó al presidente ruso Vladimir Putin a que suelte los restos de su hijo para poder enterrarlo con dignidad.
La muerte de Navalny ha privado a la oposición rusa de su político más conocido e inspirador, menos de un mes antes de unas elecciones que casi seguramente le darán a Putin otros seis años en el poder. Muchos rusos veían a Navalny como una leve esperanza de un cambio político en medio de la implacable ofensiva de Putin contra la oposición.
Desde la muerte de Navalny, unas 400 personas han sido detenidas en toda Rusia cuando trataban de rendirle tributo con flores y velas, según OVD-Info, un grupo que monitorea arrestos políticos.
Las autoridades han cerrado el acceso a algunos monumentos en memoria de las víctimas de la represión soviética que estaban siendo como lugares para dejar tributos improvisados a Navalny. La policía retira las flores todas las noches, pero al día siguiente aparecen más.
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Por su parte, desde su celda en Siberia, el destacado opositor Vladimir Kara-Murza pidió el jueves a los rusos que no se rindan tras la muerte de Navalny y denunció la existencia de un escuadrón de la muerte respaldado por el Estado para eliminar a los rivales del presidente, Vladímir Putin, según un video publicado en una red social.
Kara-Murza, que tiene nacionalidad británica y rusa, cumple una pena de 25 años por traición en la Colonia Penal Número 7 en la ciudad siberiana de Omsk.
Habló desde su celda durante una comparecencia por videoconferencia en un tribunal por una denuncia contra el Comité de Investigación de Rusia por lo que él considera que fueron dos intentos de envenenarlo. Alegó que la institución no investigó esos hechos de forma adecuada.
Él es una de las figuras clave de la oposición que están encarceladas en Rusia, mientras que otros están en el extranjero o muertos. Fue declarado culpable de criticar la guerra de Rusia en Ucrania y recibió una sentencia draconiana dentro de la represión contra quienes critican la guerra y la libertad de expresión.
“Le debemos (...) a nuestros camaradas caídos seguir trabajando con más fuerza y lograr aquello por lo que vivieron y murieron”, afirmó Kara-Murza en la grabación, compartido en el canal de Telegram ruso Sota.
Según el opositor, los intentos de envenenamiento se produjeron en 2015 y 2017. La primera vez estuvo al borde de la muerte por un fallo renal, aunque no se determinó la causa. Dos años después fue hospitalizado con una enfermedad similar y quedó en coma inducido. Su esposa dijo que los doctores confirmaron que había sido envenenado.
La vista de Kara-Murza del jueves se celebró tras varios meses de aplazamientos. En enero fue trasladado a un penal en Siberia, donde estuvo en régimen de aislamiento por una presunta infracción menor.
Según el video compartido por Sota, Kara-Murza denunció la existencia de un “escuadrón de la muerte dentro del Servicio Federal de Seguridad, un grupo de asesinos profesionales al servicio del Estado, cuya tarea es eliminar físicamente a la oposición política al régimen de Putin”.
De acuerdo con su testimonio, periodistas de investigación habían demostrado que el grupo de agentes del FSB participaron en su envenenamiento, así como en el de Navalny con una sustancia neurotóxica en 2020, además de en la vigilancia al político opositor Boris Nemtsov antes de su asesinato en 2015.
El lunes, el opositor Ilya Yashin, que cumple una pena de ocho años y medio de cárcel por criticar la guerra rusa en Ucrania, dijo en una publicación compartida en su nombre en sus perfiles en redes sociales, que Putin había matado a Navalny.
“No tengo ninguna duda de que fue Putin. Es un criminal de guerra”, aseguró Yashin. “Navalny era su principal rival en Rusia y era odiado por el Kremlin. Putin tenía tanto el motivo como la oportunidad. Estoy convencido de que ordenó el asesinato”.
“Siento un vacío negro en mi interior”, dijo, añadiendo que seguirá expresándose aunque cree que también está en peligro.
El Kremlin ha negado previamente cualquier participación en la enfermedad y muerte de los opositores, incluido Navalny.
La viuda de Navalny, Yulia Navalnaya, dijo el jueves en Instagram que había viajado a visitar su hija de 20 años, Dasha, quien estudia en la Universidad de Stanford.
“Mi niña querida, vine a abrazarte y apoyarte y tú te sientas y me apoyas a mí”, escribió al pie de una foto de ella y su hija acostadas sobre una alfombra.